Este 12 de agosto se cumple un nuevo aniversario del fallecimiento del querido y recordado compañero Mario Daniel Bornio, ex secretario general de la AJB San Isidro, dirigente provincial del gremio y comprometido militante sindical y de todas aquellas causas contra las injusticias sociales y por una patria más justa.
Mario ingresó a trabajar en tribunales en el año 1978, concretamente en el Tribunal de Trabajo Nº 2 del Departamento Judicial San Isidro, y al poco tiempo comienza a relacionarse con algunos compañeros y compañeras judiciales que habían tenido algún tipo de participación sindical, previo al golpe militar de marzo 76.
Se sumó inmediatamente y sin dudarlo, al trabajo “de hormiga” que se realizaba desde la AJB, en la clandestinidad, ya sea repartiendo el periódico, volantes o algún material específico, ya que la actividad sindical estaba prohibida por la dictadura. Pero también organizando asados, encuentros deportivos y todas aquellas actividades que mantuvieran juntos y vinculasen a las y los judiciales.
El 30 de marzo de 1982, jornada en la cual la CGT conducida por Saúl Ubaldini convocó a un paro y movilización, hecho que la historia argentina reciente coincidirá en que ayudó a la caída de la dictadura genocida, Mario y un grupo de trabajadores Judiciales participan en ella. La dictadura reprime ferozmente a las y los manifestantes, y también detiene a cientos de trabajadores y trabajadoras.
Poco después vendría la apertura democrática de 1983, y participa activamente desde AJB en la CGT. Desde allí comienza a pelear por los derechos laborales cercenados por la dictadura militar: la reincorporación de las y los judiciales despedidos, perseguidos por motivos políticos y gremiales, y también por la recuperación de la Ley Porcentual, entre muchas otras reivindicaciones. Así fue que por su intensa y destacada actividad sindical, Mario llega a ser elegido como Secretario General de la Regional Norte de la CGT.
Al producirse el cambio de gobierno en 1989, y con la llegada de Carlos Menem a la presidencia de la República, se comienza a desplegar una política de despidos de miles de trabajadores y trabajadoras, sumado a la entrega a precio vil de las empresas públicas, so pretexto de reformar el Estado y que se estaba en una emergencia económica.
Esa dura y desigual pelea por defender empresas como YPF, Entel, Obras Sanitarias, Gas, Correo, Ferrocarriles, Aerolíneas Argentinas, y evitar injustas reformas laborales y previsionales, lo encuentran a Mario participando de lo que fuera el embrión de lo que es hoy la CTA: la Comisión Nacional de Gremios Estatales (Co.Na.GRES), y luego el Congreso de los Trabajadores Argentinos, desprendimiento de algunos gremios de la CGT.
A mediados de los 90, cuando se conforma la CTA en forma oficial, Mario es elegido como primer Secretario General en la Zona Norte.
Cabe resaltar, además, su desempeño como Secretario General de la AJB San Isidro e integrante de la Comisión Directiva de la AJB en varios períodos. Desde San Isidro fue quien solicitó el Juicio Político, por primera vez, de quien entonces era el Fiscal de Cámaras, Dr. Julio Novo, famoso por el maltrato y persecución a una gran cantidad de trabajadores y trabajadoras judiciales. Si bien aquel jury no prosperó, en los años siguientes Novo fue acumulando denuncias de distinta índole, hasta que es suspendido y renuncia al Poder Judicial.
Mario fue un militante y dirigente gremial con mucha sensibilidad humana. Alguien que sabía escuchar y analizar desde la posible solución a un problema laboral de un trabajador o trabajadora judicial; pero también quien se permitía soñar con la posibilidad de tener un Poder Judicial y políticas de Estado que beneficiarán al conjunto del Pueblo Trabajador.
Hoy recordamos en él una figura que lo trasciende más allá de su persona, porque hay una conducta, una dedicación, una capacidad de organizar iniciativas para las y los trabajadores, que hacen de él una encarnación de esos ideales por los que muchos pretendemos luchar. Tenía una clara convicción que partía de analizar con pasión la historia y los acontecimientos políticos y sociales, para luego construir una militancia genuina y comprometida con los intereses nacionales.
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