Portada del sitio > La Central
Elecciones en Estados Unidos
Milei, Trump y los 19 años del NO al ALCA
Por Hugo Yasky
En medio del triunfo electoral de Donald Trump y la euforia desatada en el cipayismo libertario, conmemorar los 19 años de la Cumbre de los Pueblos y el rechazo al ALCA adquiere un sentido de actualidad profunda.
En un contexto en el que el oficialismo destierra las ideas de nación y soberanía y se apura a prometerle a Trump nada más y nada menos que incondicionalidad para “hacer grande nuevamente a Norteamérica” (MAGA) entramos en una etapa de relaciones carnales 5.0.
Por eso es bueno recordar que haber rechazado el ALCA en aquel noviembre de 2005 puso en actos el derrumbe del Consenso de Washington. Esto reflejó un momento en el que habían surgido liderazgos populares en América Latina, como resultante de una serie de episodios de destitución de presidentes acorralados por la protesta social en respuesta a las condiciones insoportables que impusieron las políticas emanadas del mandato neoliberal.
Fue como producto de esos estallidos sociales que surgieron lideres populares en Venezuela, en Brasil, en Uruguay, en Argentina, en Ecuador. Proceso que luego se extendió a Honduras, Paraguay y Bolivia. La irrupción de esos gobiernos populares cambió el escenario cuya característica dominante era la sumisión de los mandatarios de América Latina a los dictados de Washington.
Aquella Cumbre de las Américas en Mar del Plata nos dejó una foto emblemática de la decisión soberana de no someterse a la voluntad del más poderoso: la instantánea de Néstor Kirchner mirando a los ojos a Bush y la mirada esquiva de quien en ese entonces era el hombre más poderoso del planeta. San Martín decía que cuando uno mira al enemigo de rodillas, este se agiganta.
Mal que le pese a Milei y a su séquito de colaboradores con corbata roja, hoy tenemos que estar de pie nuevamente, como lo hicieron aquellos que le dijeron No al ALCA. Porque cuando uno está de pie, mira de frente, mira a los ojos. En cambio, de rodillas se mira algo muy diferente.
Esa deshonrosa perspectiva, que ve al poderoso de la cintura para abajo, es la que asume hoy el presidente de la República Argentina.