Cajamarca se ha convertido, en los últimos meses, en el centro del conflicto por la defensa de la soberanía de los recursos naturales y el medio ambiente en el Perú y, ciertamente, por la dimensión de los intereses que están en disputa, se ha convertido también en el centro del conflicto a nivel continental.

El proyecto minero Conga, que ha sido declarado inviable por el gobierno regional de Cajamarca, amenaza con acabar con las reservas de agua dulce de la región y, según lo indican los estudios de impacto ambiental realizados por el propio Ministerio del Ambiente del gobierno peruano, produciría daños irreversibles al ecosistema de la región y contaminaría gravemente la cuenca hidrográfica del río Marañón, que como se sabe, es el
principal afluente de la cuenca superior del Río Amazonas.

Por lo tanto, lejos de un impacto ambiental puntual, se trata de una
grave amenaza a la cuenca amazónica y, por consiguiente, al ecosistema
de la principal floresta húmeda del planeta.

Por otro lado, los intereses económicos de Conga no son menores, pues se
trata de un proyecto en manos de la segunda mayor empresa de extracción
de oro del mundo, en un país que ocupa el primer lugar en producción de
oro en América Latina y el sexto a nivel mundial.

Hace ya algún tiempo venimos estudiando las diferentes dimensiones de la
disputa entre proyectos hegemónicos y contra-hegemónicos en la coyuntura
mundial contemporánea y la complejidad que esto significa para la
geopolítica latinoamericana. Nuestras investigaciones muestran que la
disputa por los recursos naturales estratégicos ha adquirido una
centralidad cada vez mayor en la dinámica de acumulación del capitalismo
contemporáneo, creando prácticas cada vez más violentas de expropiación
y de expulsión de las poblaciones locales, generalmente indígenas y
campesinas, de los territorios productores de estos recursos. Estos
conflictos se apoyan cada vez más en una política de militarización de
los territorios y criminalización de los movimientos sociales en la región.

Para comprender mejor esta dinámica venimos realizando estudios
empíricos que comprueben este enfoque. A continuación reproducimos la
entrevista que realizamos recientemente al Presidente Regional de
Cajamarca, Gregorio Santos, que al colocarse en la conducción de la
lucha por los intereses del pueblo de Cajamarca, se ha convertido en uno
de los liderazgos políticos más expresivos por la defensa de la
soberanía, la defensa del medio ambiente y la articulación de las luchas
locales, regionales y continentales.

Formado a partir de su experiencia como dirigente de las Rondas
Campesinas de Cajamarca, creadas en los años 80 para defender los
intereses comunitarios de las poblaciones campesinas e indígenas de esta
región, Santos demuestra, una visión estratégica de la disputa por los
recursos naturales y un análisis serio y bien informado de la dinámica
de la actividad minera en el Perú. Su visión de gobierno apuesta a un
nuevo enfoque de desarrollo, rompiendo radicalmente con el tradicional
modelo exportador de materias primas de bajo valor agregado y
proponiendo una gestión económica soberana de los recursos naturales.
Esta postura contrasta radicalmente con los calificativos de
intransigente, violentista, y hasta la comparación con el dictador de
Camboya, Pol Pol Pot, a que han sido imputadas a Gregorio Santos durante
las últimas semanas.

Mónica Bruckmann: ¿Cuáles son los intereses más concretos que están en
juego en relación al proyecto minero Conga?

Gregorio Santos: Históricamente Cajamarca siempre marcó un hito en la
vida latinoamericana. Lo marcó en 1532 cuando los europeos arribaron al
Perú y empezó la gran desestructuración del Tahuantinsuyo.
Posteriormente, con la captura de Atahualpa por los españoles y el
recojo del oro y la plata que habían pedido como rescate, para luego
terminar ahorcando al propio Atahualpa.

Luego, marcó el “reflotamiento” de la economía nacional con la
intensificación de la minería en el Perú, después del golpe de Estado de
Fujimori, cuando en 1993 la minera Yanacocha inicia sus operaciones, y
con ella se da inicio al Proyecto Minero más grande de Sudamérica, con
participación accionaria de la empresa estadounidense Newmont, del Banco
Mundial y de la familia Benavides de la Quintana.

Otro momento especial se vivió cuando los intereses de Yanacocha se
expandían hacia Cajamarca ciudad y el pueblo reaccionó y frenó la
explotación de Quilish, que en ese momento significaba la explotación de
6 millones de onzas de oro.

Yanacocha ha continuado sus operaciones y mientras eso ocurre, ha hecho
que las seis mineras más grandes del mundo se ubiquen en Cajamarca.
Estamos hablando de Newmont, de Rio Tinto, de La Granja, que según se
dice tendría una producción de 4 mil millones de toneladas de roca
mineralizada de cobre, y hablamos también del Proyecto Galeno, de
inversión china, del proyecto Michiquillay, de la empresa Anglo
American. El gran interés es aprovechar la coyuntura de los precios
elevados de los minerales y ganar tiempo para promover grandes cambios
en la estructura legal y constitucional del país, que es lo que están
exigiendo las transnacionales. Al movimiento social peruano se le
estaría acortando el tiempo en la lucha por la defensa de la soberanía
de los recursos naturales.

No olvidemos que Ollanta Humala gana las elecciones presidenciales
porque propone un cambio constitucional: acabar con los privilegios
tributarios y revisar los contratos con las grandes transnacionales y
muchas de ellas, que tienen privilegios tributarios como la empresa
Newmont, son las que en este momento resisten y neutralizan las luchas
populares. Estas transnacionales, al parecer, dominan la CONFIEP
(Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas) este
gremio peruano que ha cerrado filas y ha puesto como tema emblemático el
caso del proyecto Conga.

Entonces, son intereses económico de la Newmont, intereses políticos y
jurídicos que buscan no ceder en el actual marco regulatorio peruano,
porque si se cede en CONGA tendría que realizarse cambios
constitucionales y tendría que producirse modificaciones en toda la base
legal y tributaria del país. A nuestro modo de ver, hay grandes
intereses de las empresas transnacionales en mantener el control de los
recursos naturales en el Perú.

MB: ¿Qué beneficios tendría Yanacocha a través del proyecto minero Conga?

GS: Bueno para el Proyecto Conga ya no habría convenio de estabilidad
tributaria. Pero el gran beneficiado de Conga es que toda la maquinaria
que tendría Yanacocha operando se trasladaría directamente a Conga, a
través de un camino que lo une por un cordón umbilical de pocos kilómetros.

Yanacocha tiene la enorme ventaja de que su proyecto minero es barato y
muy rentable, porque toda la infraestructura de los casi 20 años de
explotación minera en Cajamarca pasaría inmediatamente a tener nuevo
valor con el proyecto Conga. El problema es que Yanacocha, con los
privilegios tributarios que tiene, ha encontrado el agua gratis, ha
encontrado los recursos naturales gratis y esto le significa enormes
ventajas en relación a otros lugares del mundo donde tienen operaciones.

MB: Según la evaluación del gobierno regional de Cajamarca ¿Cual sería
el impacto ambiental el proyecto Conga si se aprueba en las condiciones
que se plantea actualmente?

GS: Es un proyecto altamente depredador. Choca profundamente con el
momento que vivimos en el mundo, con el discurso del presidente Ollanta
Humala en las plazas de Cajamarca, Bambamarca y Celendín, cuando él nos
dijo: “¿qué cosan quieren ustedes, el oro o el agua?” y el pueblo dijo:
“el agua”. Y nos dijo: “¿quieren vender la laguna?”, la gente dijo “no”.
Entonces, respondió, “yo me comprometo a defender los recursos hídricos
de Cajamarca”.

El impacto más grande del proyecto Conga es la desaparición de todos los
humedales de todas las cabeceras de cuenca, de las principales cuencas
de tres provincias de Cajamarca: Celendín, Cutervo y Bambamarca. El
informe de impacto ambiental del MINAM (Ministerio del Ambiente) dice
que la operación en Conga produciría daños irreversibles y que el
estudio de impacto ambiental del proyecto adolece de un enfoque de cuenca.

Otro de los grandes impactos es el desequilibrio del paisaje, porque se
trata de desparecer más de 100 mil hectáreas que terminarían sumándose
al enorme desierto andino que ya se ha ampliado dramáticamente en los
últimos 20 años. Yanacocha todavía no ha podido demostrar que su cierre
de minas conduce, como ellos señalan, a recuperar y a dejar el
territorio tal como lo encontraron…

Esto sin contar todo el resto de consecuencias, que tiene que ver con el
impacto social, por ejemplo. El estudio del impacto ambiental no tiene
como información de base la salud de la gente antes de iniciar la
operación del proyecto minero. El otro tema grave es la subvaloración de
los recursos naturales. El mismo MINAM señala que se han subvalorado los
recursos, tanto el agua como el propio uso del suelo para afirmar
carreteras. Estos son problemas que ya ha vivido Cajamarca con la
influencia de Yanacocha. La gente no sabe si la enfermedad que tiene es
por el impacto de la minería o es que siempre tuvo ese tipo de
enfermedades, cada vez más desconocidas.

Vea entrevista completa en: http://alainet.org/active/52561

- Mónica Bruckmann es socióloga, doctora en ciencia política, profesora
del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Federal de Río de
Janeiro (Brasil) e investigadora de la Cátedra y Red Unesco/Universidad
de las Naciones Unidas sobre Economía Global y Desarrollo Sustentable –
REGGEN

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