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DISCURSO CARLOS BIANCO - A 20 AÑOS DEL NO AL ALCA

Decirle No al ALCA significó tener políticas soberanas e independientes

, por CTA Comunica

Intervención completa de Carlos Bianco, ministro de gobierno de la Provincia de Buenos Aires, durante la primera jornada de conmemoración de los 20 años del No al ALCA y de la Cumbre de los Pueblos.

Un honor estar acá presente, pero particularmente con quienes me acompañan en la mesa, con Irene, a quien todos queremos muchísimo y le agradecemos siempre su presencia y su lucha histórica, Hugo, Cachorro, Marita, al conjunto de los compañerxs que están presentes. Hay de varios países de América Latina, al compañero embajador de Cuba.

Traer el saludo del gobernador Kicillof, que mañana va a estar participando en una de las actividades que están programadas, agradecer a los organizadores.

Reflexionar algunas cosas vinculadas con el ALCA, porque no me quiero apropiar de presencias que no tuve, ni de militancias que no llevé a cabo. En ese momento no participé de la jornada del ALCA. En ese momento yo era docente universitario, lo sigo siendo, y asistente de investigación.

Una de las cosas sobre las que yo estudiaba y escribía eran los procesos de integración en América Latina, el Mercosur, y particularmente en esa época todos los que nos dedicábamos a esa materia, escribíamos y estudiábamos qué era el ALCA, para entender qué era, cuáles podían ser las consecuencias de la posible firma y puesta en marcha. Ese acuerdo de libre comercio, el ALCA no era solo un acuerdo de libre Comercio, como el primer Mercosur, el Mercosur liberal de los 90. Era muchísimo más que eso.

Cómo surgió el ALCA, en qué contexto. Si bien se le dijo no en el 2005, el intento de construir el ALCA ya llevaba 11 años a esa altura. El primer documento estableciendo la creación de un área de libre comercio de las Américas fue en 1994, cuando Clinton era presidente.

En un contexto internacional, en principio muy distinto al que tenemos ahora, pero también muy distinto al que teníamos hace 20 años. Muy distinto. Eran los comienzos del neoliberalismo, como lo que se conoció como las políticas neoliberales, que si bien ya habían tenido algunos capítulos en América Latina, en Chile, en Argentina, fue recién a finales de los 80, principios de los 90, que se transformaron un poco en la regla durante esos años, en el conjunto de los países de América Latina y que tenían su propia doctrina.
Me atrevo a decir que había tres textos, que mostraban cómo iba a ser, como fundacionales, que intentaban establecer un mundo distinto al que había estado vigente hasta la caída de la Unión Soviética.

De esos tres textos uno tiene que ver con lo económico, otro tiene que ver con lo político histórico, y otro tiene que ver con lo cultural.
El primero es el Consenso de Washington, del año 1989 que escribe un economista, John Williamson, donde se establecen 10 recomendaciones, políticas públicas, también 10 objetivos de política, que tenían que llevar adelante todos los países del mundo, porque estaba pensado en esos términos, si bien estaba enfocado puntualmente en América Latina, era una receta general de las políticas macroeconómicas que tenían que llevar a cabo los países si pretendían ser exitosos en el marco del neoliberalismo.

Esas políticas incluían, el librecomercio, de eso se trataba entre otras cosas. El área de comercio de las Américas, pero también otras recomendaciones que luego se llamaron disciplinas que estaban involucradas en la negociación del ALCA. Por ejemplo temas vinculados a la propiedad intelectual. Que todo se patente, que haya que pagar permanentemente regalías por esos patentamientos, por los descubrimientos, las innovaciones, los medicamentos, etcétera.
La libre inversión extranjera, sin ningún tipo de regulación a la entrada y salida de capitales, tanto productivos como especulativos, las compras públicas, el achicamiento del Estado, el ajuste permanente en las economías de América Latina, el establecimiento de tasas de intereses reales positivos, es decir, que salga caro el dinero. Que no haya posibilidad de subsidios en general, a la población. Todo mala palabra, el ideario neoliberal. En general, que cualquier tipo de intervención del Estado sea descartada de plano de las políticas macro económicas que lleven adelante los países de América Latina.

Por un lado un decálogo económico de lo que tenían que hacer los países en América Latina.

Por otro lado una interpretación de la historia, el llamado el fin de la historia de Fukuyama, que establecía una vez caído el muro, una vez caída la Unión Soviética, que había triunfado un sistema político que era la democracia liberal y un sistema económico que era el capitalismo y que ese era el final de la historia y a partir de entonces todas las naciones del mundo iban a moverse dentro de ese marco, inclusive con alguna cosa medio “melanco” que establecía Francis Fukuyama después, que como no había motivos reales para pelear las personas vinculados con los nacionalismos, las ideologías, íbamos a tener, “el último hombre”, se llamaba, hombres tristes. Pero el punto central de su tesis era que, hubo distintos estadíos del desarrollo político de la humanidad, los fascismos, las autocracias, etc, pero habíamos llegado a la democracia neoliberal y al imperio del liberalismo económico y eso era lo que venía desde entonces y hasta el fin de los tiempos.

Por otro lado un texto de Huntington, de 1994, llamado “Choque de civilizaciones”, que justamente iba en composse con todas estas cuestiones, pero vinculado a lo geopolítico. El Choque de civilizaciones decía que justamente como había triunfado el sistema capitalista en general, en Occidente, en la democracia neoliberal, ahora, los choques que iba a haber entre los distintos países del mundo, no iban a tener que ver con una discusión de los sistemas económicos, ni discusiones ideológicas, sino con cuestiones vinculadas a la cultura y a lo religioso. Esos iban a ser, a partir de entonces, una vez que la democracia liberal, una vez que el capitalismo en su fase superior, el neoliberalismo, como se decía en ese momento, los conflictos internacionales iban a tener que ver con cuestiones culturales o con cuestiones religiosas.

Eso fue un poco toda la doctrina que se estableció en los años 90 y los acuerdos de libre comercio eran una parte componente de esta doctrina.

El Mercosur, tal como se lo conoció en los años 90, el Tratado de Libre comercio de América del Norte y tantos otros tratados de libre comercio y de inversiones, los primeros tratados bilaterales de inversiones que proliferaron en esas épocas en todo el mundo formaban parte constitutiva de ese ideario neoliberal, de ese fin de la historia, de esa superación de esa discusión política o ideológica a nivel global.

El ALCA particularmente, incorporaba todas esas discusiones, todas esas disciplinas. Así se fue desplegando en los años 90 en todas esas rondas de negociación, en el año 2000 en Quebec, etc, pero en la medida que habían pasado todos esos años desde que se lanzó la Cumbre de las Américas, en el año 94 hasta que se iba a firmar la creación, la constitución del ALCA, en el año 2005, se había deteriorado bastante ese ideario. Los resultados no habían sido tan prometedores como parecían ser a principio de los 90, o sea que ya teníamos un neoliberalismo bastante desgastado.

Podemos repasar las crisis que había habido en países periféricos, sobre todo que habían abrazado el ideario neoliberal: la crisis del Tequila, en 1994 en México; la crisis del Sudeste Asiático en el año 1997, en Corea del Sur, y en otros países del Sudeste asiático; la crisis brasileña, en el año 99; un año antes la crisis rusa; la crisis argentina en 2001. Varios países periféricos que habían abrazado el ideario neoliberal pero más temprano que tarde habían entrado en crisis.

Por lo tanto ya no parecía tan claro que las políticas neoliberales, la apertura, la libre inversión extranjera, la desregulación del Estado, las políticas monetaristas, etc, eran un resultado que conducían a los pueblos hacia la felicidad, la prosperidad, el desarrollo, la riqueza, etcétera.
Ya estaba fracasando el neoliberalismo en la periferia, después terminó fracasando completamente en el 2008 con la crisis de las hipotecas. Una crisis desde el riñón, desde el corazón mismo del sistema capitalista, del neoliberalismo. Empezó en Wall Street esa crisis.

Por lo tanto, cuando se llega a la cumbre del 2005 el neoliberalismo venía bastante cagado a palos. En términos de resultados y de promesas no cumplidas de prosperidad y bienestar de los pueblos.

Ahí es donde apareció la grandeza política de varios líderes latinoamericanos, en general se habla de Néstor, de Lula, de Chávez, porque fueron las principales figuras de esa cumbre que tuvo lugar acá cerquita, en el Hotel Provincial. Pero había otros tantos líderes políticos y populares que se expresaron muy abiertamente en contra de ese tipo de construcción que nos iba a dejar encorsetados con las políticas neoliberales. Recuerdo que en ese entonces este era mi análisis principal, que el objetivo principal del ALCA era enconsertar todas las reformas neoliberales, como también fue cuando se construyó el Mercosur.

Es decir, una vez que vos firmás un acuerdo de ese tipo, tan draconiano, es muy difícil salir. Y si quedaban firmados todos esos procesos de apertura, de respeto de leyes de patentes totalmente injustas para los países periféricos, de libertad de inversiones, de entradas, de salidas de capitales, luego se hace muy difícil y es muy costoso poder salir de esos esquemas. Lo hemos visto muchas veces.

Por mi paso en Cancillería en el segundo gobierno de Cristina entre el año 2011 y 2015. Los últimos dos años fui secretario de Relaciones Económicas Internacionales. Teníamos un objetivo de política definido por la Presidenta, tomado por el canciller, y por el ministro de Economía, Axel Kicillof, que era, en la medida de lo posible, ir saliendo de los acuerdos bilaterales de inversión, que eran totalmente draconianos, lesivos, para la soberanía y el desarrollo nacional.
Eran más de 30. Pudimos salir de 3. Porque la forma de salir sin problemas era de común acuerdo con los otros países. Lo hicimos silbando bajito, nadie se enteró demasiado, salimos del acuerdo de inversión con la India, del Acuerdo Bilateral con Sudáfrica, y si mal no recuerdo con el de Indonesia.

Una vez que entrás y ponés el gancho, la posibilidad de salir es muy compleja y tiene muchos costos. Por eso era clave que en ese momento haya no solo presidentes, sino líderes populares que apoyen esa pueblada que fue decirle No al ALCA: Maradona, Evo, distintas personalidades, más allá de los presidentes que fueron quienes se sentaron en la mesa de negociación y dijeron formalmente No, hubo un movimiento popular como pocas veces se había visto en esos años apoyando una idea que era fortalecer la soberanía política de los países de América Latina, fortalecer su independencia económica, trabajar en pos de la justicia social, banderas históricas del peronismo.
En el caso puntual de Argentina, fortalecer una posición histórica también del peronismo, que se la conoció como la Tercera Posición, que en general se la explica como oposición a otros sistemas, esta idea de “ni yankees ni marxistas” pero Perón la explica muy bien.

La Tercera Posición básicamente es defender los intereses nacionales y construir la Patria Grande. Esa es la Tercera Posición. Eso también implicaba decirle no a los imperialismos. Pero la Tercera Posición se construye por la positiva: la defensa de los intereses nacionales y la construcción en América Latina de una Patria Grande.

Por eso quise hacer este raconto respecto a qué hubiera significado en ese momento la firma del ALCA. En un momento en que el neoliberalismo ya estaba bastante desgastado. Pero que si lo hubiésemos firmado nos hubiéramos encorsetado.

Después, como consecuencia de decirle No al ALCA, bueno, no entramos en el corset. ¿Y qué significó eso? Que pudimos tener políticas soberanas e independientes. Que fue lo que pasó en esos 10, 12 años que se conoce como la Década Ganada en Venezuela, en Argentina, en Brasil, en Uruguay, en Bolivia, en Ecuador, etcétera.
Si hubiésemos firmado ese ALCA, eso no hubiese sucedido, a pesar de la voluntad de los presidentes.

Hoy está a la firma un acuerdo con la Unión Europea, que dice Marita, es tan malo o peor que el ALCA.

Durante el macrismo nos dedicábamos (Hugo, Baradel) a hablar del acuerdo Unión Europea – Mercosur y los peligros que implica para países como Argentina.

Hoy en día está a la firma ese acuerdo. Entiendo que puede haber distintas posiciones y las hay en países de América Latina.
Nuestra posición sigue siendo la misma. Este tipo de acuerdo de libre comercio no aporta para el desarrollo de las naciones latinoamericanas. Solamente este tipo de acuerdos nos van a perpetuar en un perfil productivo extractivista, subdesarrollado, periférico y dependiente.

¿Por qué un acuerdo con la Unión Europea va a permitir que se desarrolle la industria de los países del Mercosur? No hay ninguna razón. Pero tampoco tiene muchos beneficios. Porque cuando ellos te dicen pero la posibilidad es que cuando los países de América del Sur, del Mercosur, de América Latina puedan exportar sus productos primarios, sus alimentos, por ejemplo a Europa, después, en la letra chica te ponen un montón de cuotas para que puedas exportar, pero poquito, pero además te ponen un montón de barreras fitosanitarias, barreras arancelarias, etc. ¿Y qué termina pasando? Lo mismo que pasó en el año 1825 con la firma del Acuerdo de Amistad, Comercio, y libre navegación de las Provincias Unidas del Río de la Plata con el Reino Unido de la Gran Bretaña. Ese acuerdo de amistad, comercio y navegación tenía una cláusula de reciprocidad, que decía: que los barcos de cada una de las partes iban a poder navegar sin ningún tipo de problema los mares y los ríos internos del otro país. Con una pequeña diferencia, Argentina no tenía flota mercante y el Reino Unido tenía la flota mercante más grande del mundo. Esa era la verdadera reciprocidad que se estaba firmando.

Estos acuerdos son exactamente lo mismo. Te dicen: Yo potencia imperial, potencia de gran magnitud, y vos, país periférico, subdesarrollado, estamos en las mismas condiciones, y por lo tanto nos enfrentamos a las mismas condiciones de reciprocidad. Vos me podés vender todo lo que querés, pero yo no tengo la industria desarrollada y vos sí. Ahora lo que tengo para venderte yo, después me lo ponés en la letra chica que tampoco te puedo vender o te ponen una cuota. Así de recíprocos son esos acuerdos.

Entiendo las necesidades que muchas veces hay para la apertura de ciertos mercados y me parece bien, hay que trabajar para la apertura de los mercados. Es bueno exportar para países como Argentina que necesitan dólares permanentemente para poder sostener su macro economía, pero necesitamos ante todo cuidar nuestra industria nacional, nuestras fuentes de empleo, nuestras posibilidades de desarrollo científico y tecnológico.

Por eso yo estoy a favor de los acuerdos de comercio, no digo de libre comercio. A los acuerdos de comercio, digo. Pero trabajando en las disidencias y las desigualdades de las dos partes. No se puede hacer un acuerdo en los mismos términos entre un país periférico, subdesarrollado que una potencia capitalista central. Tienen que hacer acuerdos de tipo asimétrico. Con más oportunidades para el país chico, con menos privilegios para los países de mayor envergadura.

Después de todo esto, cómo estamos. Después de la década ganada, vino el reflujo, vino la restauración conservadora, me refiero al mundo, pero ya no de carácter neoliberal. Hoy el mundo está configurado de manera totalmente distinta que en los años 90.
Hay nacionalismos, en la principal potencia mundial a diferencia de los años 90, cuando era la principal promotora del libre comercio en el mundo, hoy es la principal potencia proteccionista. Principal país proteccionista. En el discurso y en los hechos es EEUU. De hecho destruido por completo el sistema multilateral de comercio, porque hace lo que quiere, sube y baja los aranceles.
Se suponía que cuando nosotros queríamos tomar, hasta el año 2015, alguna medida de protección de nuestro mercado interno estaba prohibido. No se podía hacer. Porque en la OMC esto, porque en la OMC firmaste lo otro. Ahora, vino EEUU, no respetó ninguna regla de la OMC, y no tuvo consecuencias. Obviamente, porque los sistemas multilaterales de comercio solo sirven hasta cuando les resultan útiles a las grandes potencias.

EEUU destruyó el sistema multilateral de comercio. Hoy, está mirando de nuevo hacia su patio trasero, por una razón muy simple. Porque lo quiere transformar nuevamente en su hinterland, su zona de influencia. ¿Por qué? Porque perdió al mundo como su zona de influencia. O por lo menos lo tiene en disputa.

Hoy se habla mucho de la multipolaridad, de la polaridad, de la unipolaridad, existente en el mundo. A mí me gusta llamarlo transición hegemónica. Entiendo al mundo hoy en una disputa entre un puñadito de potencias, EEUU y China, como en un proceso de transición hegemónica, donde EEUU hoy está a la retranca en términos tecnológicos, productivos, comerciales inclusive. Por eso EEUU se transforma en una potencia proteccionista, en lugar de transformarse en un adalid, supuestamente, del libre comercio, como por lo menos en el discurso históricamente tuvo.
En ese contexto a EEUU no le queda otra que replegarse hacia su “patio trasero”, hacia su hinterland. Y ahí empezó a mirar nuevamente a América Latina y esto no es bueno. Porque cuando EEUU mira hacia América Latina pasan las cosas que están pasando hoy en la Argentina. Pasan las cosas que están pasando hoy en el Caribe. En México, en Colombia.
Las intervenciones de EEUU cuando suceden en América Latina no son muy felices. La historia lo demuestra.

Me quiero centrar en la Argentina. EEUU se ha transformado en el garante y en el patrón del programa económico del gobierno argentino.
Hoy las decisiones económicas ya no se toman más en la Casa Rosada. Hoy se toman en Wall Street. Ni siquiera en Washington.
Ha sido tan desastroso el programa económico del presidente Milei, ha fracasado tan seguido, tantas veces, que tuvo que venir EEUU, después de haber quemado las naves de lo que se conoce como el prestamista de última instancia que es el FMI. Cuando nos fumamos, nos quemamos, los dólares del FMI hubo que acudir a los EEUU, con una intervención directa no solo sobre la economía sino sobre la política y la geopolítica de Argentina.
EEUU hoy no solo está dictando el programa económico sino que intervino directamente Trump en las elecciones de medio término en la Argentina.

Nuestra pelea del 26 de octubre no fue con Milei, fue con Trump. Nos amenazó directamente a los argentinos. Nos dijo que si no lo votábamos a Milei se nos terminaba la ayuda para la Argentina que hubiera sido un descalabro macroeconómico. ¿Qué hubiese pasado al otro día de las elecciones sin la ayuda de Trump?
No solo intervienen la economía, sino también intervienen la política y la geopolítica, por primera vez en la historia.
Argentina, lamentablemente, votó a favor del bloqueo de Cuba. Indigno y vergonzoso. Ni Macri ni Menem se animaron a tanto. Eso no fue por convencimiento, fue por imposición. Puede ser que habrá algún funcionario que vote por convencimiento. Recuerden que el año pasado por votar en contra de Cuba, se llevaron puesta a la canciller. Ahora votaron a favor.
Acaban de discontinuar varios proyectos científico tecnológicos que se estaban llevando adelante con financiamiento y colaboración de la República Popular China en Argentina. Cosa que hasta ahora no había pasado. Pasó de repente. ¿Por convencimiento? Por imposición. Y van a seguir pasando. Porque cuando te ayuda EEUU tiene un costo. Y el costo se llama la pérdida de soberanía nacional, la pérdida de independencia económica, el costo se llama la imposibilidad de llevar adelante políticas de justicia social.

Por eso hoy tenemos muchas cosas para decirle No, como en su momento se le dijo No al ALCA.
No a la intervención de los EEUU
No a la imposición de los intereses financieros de Wall Street
No a los acuerdos de libre comercio que van a seguir siendo nocivos para países periféricos como la Argentina, si no son tratados de manera asimétrica entre los países que participan.
Pero también tenemos muchas cosas por la positiva. Muchas cosas a las que decirles Sí.

Sí a una construcción verdadera, popular, que sea alternativa en el 2027 a estas políticas de ajuste, de hambre, de extorsión, de crueldad, de represión.
Sí imaginar nuevas canciones, sin dejar atrás el legado histórico del peronismo, de las banderas del peronismo. Pero sí escribir e interpretar nuevas canciones que no son más que traer esas banderas históricas y aggiornarlas a la coyuntura actual. Porque hoy no tiene ningún sentido cantar una vieja canción como NO al ALCA. Eso ya pasó, no existe más el ALCA. Hay otras cosas para discutir. Esas son las nuevas canciones.
No significa traicionar ni abandonar a nadie, ni olvidar a nadie. Significa que esas viejas banderas, viejas reivindicaciones mantenerlas, aggiornarlas, actualizarlas al contexto actual.
Hay un montón de cosas para trabajar por la positiva.
En la construcción popular, en poder sostener, en el caso particular nuestro, una provincia tan golpeada, tan necesitada como es la provincia de Buenos Aires. Tan falta de recursos, mostrando un modelo alternativo al del gobierno nacional.
Ante un gobierno cruel, mostrar un gobierno solidario.
Ante un gobierno que ajusta, mostrar un gobierno que expande.
Ante un gobierno que se olvida de la salud pública, la educación pública, la producción, mostrar un gobierno que tiene permanentemente esas preocupaciones de mejorar el nivel de industrialización, la productividad de las Pymes, la generación de empleo, el fortalecimiento de la educación pública, la interacción del sistema de salud.

Tantas cosas para trabajar, tantas cosas para decirles sí, que no nos va a alcanzar el tiempo. Tenemos dos años y hay que empezar hoy a construir esa alternativa. No se puede esperar un minuto más. No nos van a dar los tiempos, además los ataques van a ser cada vez más duros.

Me pareció necesario hacer un raconto histórico y tratar de entender el tiempo actual en esa clave histórica.
Por eso yo les pido, seguramente lo hará el gobernador. Yo les pido todo el apoyo, toda la colaboración, todo el esfuerzo, toda la militancia, para que nos ayuden en la provincia de buenos Aires, realmente lo necesitamos. Estamos en una situación muy compleja no solo ya se trata, como dijimos durante todo este tiempo de sostener, de ser escudo y red del pueblo bonaerense, bueno, ahora hay que generar una esperanza. Hay que pensar en el futuro. Hay que construir algo nuevo. Les pedimos ayuda para esa construcción para el futuro.

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