Texto completo del discurso de Hugo Yasky, secretario general de la CTA de las y los Trabajadores en la movilizacion llevada a cabo en repudio a la represion y las politicas de Gerardo Morales

Nos tenemos que sentir orgullosos de haber podido concretar en un día como hoy esta marcha multitudinaria. Somos parte, lo sé, de muchísimos argentinos y argentinas que hoy hubiesen querido estar aquí, que nos acompañan con el corazón, con el sentimiento, en todo el país.

La Argentina no es un país donde se pueda aceptar la violación de los derechos humanos. La Argentina sufrió el asesinato de un compañero docente, Carlos Fuentealba, en una marcha reclamando por la dignidad del salario. Un disparo en la cabeza, con esa cápsula de gas.

La Argentina es un país donde sufrimos 38 asesinatos de jóvenes, mujeres y hombres, en ese estallido que dio por tierra con ese intento de disciplinar a nuestro pueblo con el plan sistemático del hambre, para que pudiera proseguir de la mano de Cavallo o de cualquiera de los ministros santificados por la embajada yanqui.

La Argentina es un país que reaccionó frente a los asesinatos de Kosteky y Santillán. Y siempre quienes fueron responsables de esa violencia ejercida desde el Estado terminaron ahí su carrera política. La Argentina no va a aceptar la pretensión de convertir a Jujuy en el globo de ensayo, en el laboratorio donde se experimentan las políticas represivas para lo que ellos dicen van a ser los próximos tiempos de "prosperidad". De prosperidad para los que hacen negocios, los de las multinacionales, pero de hambre para nuestro pueblo. Si sueñan con esa Argentina, que se olviden, porque no existe. El pueblo en la calle les va a demostrar que no se juega con el hambre y con la vida de los que menos tienen.

Ahora quieren usar las imágenes de la represión en Jujuy para decir que hay infiltrados, para decir, dando vuelta los términos, que los violentos son los que reclaman. Ellos son pacíficos, los que tiran balazos de goma, los que son capaces de atropellar niños, mujeres.

Nosotros queremos tener el derecho a vivir en un país donde la democracia no sea solamente ir a votar un domingo. La democracia es respetar a los que menos tienen. La democracia es respetar los derechos preexistentes de los pueblos originarios. La democracia es respetar a un docente. No sentir que, porque uno forma parte de esa clase alta y dirige la política y se enseñorea con la embajada yanqui, por eso tiene derecho a pisotear a un jubilado, a un docente, a un joven, a un indio. La democracia es darle a cada uno lo que se merece, y los que la ofenden son quienes ejercen la violencia contra los que menos tienen.

Nadie niega que detrás de la reforma de la Constitución, que en dos artículos plantea que los pueblos originarios pueden ser despojados de sus tierras, desalojados, con la sola exhibición de un título, de un registro de propiedad, aunque sea precario, nadie ignora que detrás de eso está el litio, está el cobre, están las riquezas de la minería extractiva. Está la decisión de las multinacionales, que junto con las familias de la burguesía jujeña, de la que forma parte Morales, quieren quedarse con esa riqueza, y para eso son un estorbo los que pisan esas tierras. Es decir, los pueblos originarios. Esa es la verdadera razón de ser del conflicto.

Morales había logrado dividir al pueblo jujeño. De un lado los pueblos originarios, del otro lado docentes y estatales. Del otro lado los que recibían planes sociales. La agresión de Morales fue tan grande que eso se volvió a unir. Y eso es lo que tenemos que rescatar nosotros.

Hoy aquí está la UTEP, la CCC, la CTA Autónoma, los compañeros de la Corriente Sindical Federal. Los compañeros del Frente Sindical no pudieron estar porque están en una conferencia de prensa en la CGT por este mismo tema.

Hay que unificar al movimiento popular. La única manera de cerrarle el paso a la violencia, la única manera de cerrarle el paso a la derecha que quiere convertir a la Argentina en un país pacificado con la represión, para aplicar las políticas del hambre, la única manera es con la unidad del campo popular. En eso no podemos dar un solo paso atrás. La unidad del campo popular es para nosotros vital.No podemos discutirlo. No podemos generar ningún hecho, ninguna iniciativa que fracture.

Y decimos algo que la compañera Taty Almeida nos envió en una carta en la cual expresa: "El gobierno nacional debe intervenir". Habrá que ver de qué manera, pero no puede ser que se mire para otro lado. No puede ser que si en la provincia de Tucumán y Santiago interviene la Corte, el gobierno nacional no pueda parar la mano de lo que está pasando en Jujuy.

Hay que hablarle al pueblo con la verdad. Hay que decirle al pueblo que no se puede admitir la prepotencia de una clase dominante jujeña que sigue viviendo en el tiempo de la colonia.

Nosotros, como lo dijeron antes todos, tenemos que salir a la calle y cada vez que salgamos a la calle, tienen que ser actos masivos y pacíficos. Nuestra manera de pelear es con la gente en la calle, con la masividad, y sobre todo con la verdad. Nadie va a ganar la confianza de un pueblo si no habla con la verdad. Nadie va a ganar la confianza de un pueblo si no lo mira a los ojos con la conciencia tranquila de saber que nunca se calló lo que había que decir en un momento en el cual las circunstancias lo requerían.
Hay que mirar de frente, hay que salir a la calle y hay que decirle a la derecha: No van a gobernar un país como si fuera un rebaño de ovejas. Vamos a poner el cuerpo, el alma, el corazón, la inteligencia.

¡Viva la unidad de la clase trabajadora!
¡Viva la unidad de los movimientos sociales!
¡Viva el paro docente!
¡Viva el paro estatal!
¡Vivan los organismos de Derechos Humanos!
¡Viva la historia de los pueblos que no se arrodillan!
Y a seguir peleando.

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