En el marco del Día Nacional de la Lucha Contra la Violencia Institucional, desde AMMAR junto con la legisladora Victoria Montenegro, se presentó en el Salón Dorado de la legislatura porteña el proyecto para la derogación del artículo 96 del código contravencional que rige en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Dicha normativa habilita a las fuerzas de seguridad a detener de manera arbitraria a las trabajadoras sexuales, así como también les da luz verde para ejercer hostigamiento, abuso de poder y procedimientos donde se les roba el dinero, con el agregado de tratos inhumanos, como desvestirlas en el espacio público.

La Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, Garantías y Antidiscriminación de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Victoria Montenegro, señaló que frente a la violencia institucional que emana de estos códigos contravencionales “queda muy claro que la disputa es por el espacio público, hace muchos años en la Ciudad de Buenos Aires, sobre quiénes pueden o no habitarlos”. Al mismo tiempo se refirió a “cuánta violencia es posible, en el marco de la ley, ejercer sobre aquellos, aquellas que habitan el espacio público de la Ciudad y cómo se hace, desde esos códigos contravencionales, para vulnerar los derechos humanos de las personas”.

Hace poco, la legisladora porteña acompañó a Georgina Orellano durante la arbitraria detención que sufrió por parte de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, cuando defendía a otra compañera trabajadora sexual a la que le quitaron su recaudación. “En estos últimos años, la violencia institucional fue creciendo. Situaciones que van más allá de todo lo que uno conocía, que todo el tiempo se van redoblando y así se vulneran los derechos humanos”, subrayó Montenegro y agregó: “Es necesario que esta legislatura derogue la herramienta que habilita naturalizar los temas que no pueden ser naturales. La violencia institucional y la violación de los derechos humanos a una parte importantísima del colectivo travesti trans se da todos los días en las calles de la Ciudad de Buenos Aires a plena luz del día. Y es sistemático, y está naturalizado y lamentablemente se construye una otredad sobre personas que son sujetos de derechos”.

A continuación, Paloma Piro trabajadora sexual e integrante de Casa Roja, expresó: “Vengo a dar un descargo por lo que ocurre día a día en Constitución, Flores, Liniers, Once, Caballito, Palermo, La Plata. Yo veo que los policías se están pasando de lo que es su límite de trabajo. Pienso que los policías tienen que hacer su laburo y nos tienen que cuidar a nosotras. Laburamos en la calle, vivimos de la calle para mantener nuestro hotel, nuestra familia, a nosotras mismas”.

Algunos policías van hacia nuestras compañeras y lo primero que le piden es el dinero, o el celular o lo que tengan encima. Hay compañeras calladas y hay otras que sí saben defender sus derechos. Los policías abusan, nos quitan el dinero y lo poco que hacemos día a día. A veces estamos paradas cinco, seis, siete horas en la calla para poder ganarnos un peso y eso nos quitan. Y si no nos hallan dinero, nos quita el celular, o nos discriminan hombres, como ‘travestidos’. Ya hemos ido a hablar con el Comisario de la 1C de Constitución sobre la discriminación que hay sobre nosotras. Somos chicas trans y ellos nos llaman como ‘travestidos’. Quisiera que se pusiera un límite a esto en la Ley de Identidad de Género”.

Por último, la secretaria general de AMMAR, Georgina Orellano, contó que se trata de la segunda oportunidad en que se presenta en la Legislatura Porteña el proyecto de Ley. La primera vez fue durante la pandemia, momento en que se incrementó la violencia institucional en la calle. “A través de este artículo se habilitan un montón de situaciones que tienen que ver con hostigamiento, abuso de poder, abuso de autoridad, con requisas y procedimientos en el espacio público, con situaciones de mucha violencia, discursos racistas y transfóbicos que tienen personal de la policía de la Ciudad hacia nuestras compañeras, sobre todo del colectivo travesti trans y migrantes”.

“Para nosotras es una preocupación que estén estos artículos vigentes, no sólo acá en Capital Federal sino que en las provincias restantes, porque genera que la policía, el patrón histórico de las trabajadoras y trabajadores sexuales, tenga en su haber la posibilidad de avasallar los derechos humanos de quienes ejercemos el trabajo sexual”, manifestó Orellano y agregó: “El artículo 96 en la Ciudad de Buenos Aires implica que el trabajo sexual, siempre y cuando se ejerza de manera ostensible, es una contravención, dejando a merced de la libre interpretación de la policía de la Ciudad, lo que genera es que de repente pasamos de una contravención a un delito, que es un poco la discusión que tenemos en el día a día con el personal policial que lleva adelante los operativos, y lo que le dicen a las compañeras que lo que estamos haciendo es un delito, que el trabajo sexual es un delito y que no podemos ejercer el trabajo sexual porque estamos cometiendo una actividad ilícita y también habilita que se construya sobre nosotras el estigma de ser consideradas sujetos de la peligrosidad. O sea, que no sólo habilita que la policía nos detenga de forma arbitraria, nos exija coimas policiales, nos violenten y violen nuestros derechos humanos, sino que hay una construcción en la sociedad que se construye sobre las trabajadoras sexuales el estigma de ser consideradas sujetos de la sospecha. Y eso hace que los vecinos, que las vecinas, cuando ven a una compañera haciendo uso del espacio público, directamente llaman a la policía”.

“Lo que hay con la vigencia de los artículos es una clara línea de criminalización hacia la pobreza, porque los perseguidos y las perseguidas siempre tenemos el mismo color de piel, siempre tenemos un trabajo que no está reconocido, llámese trabajadora sexual, vendedor ambulante, mantero, y así podemos seguir con un montón de compañeros y compañeras que también, al igual que nosotras, siempre estamos expuestas a situaciones de violencia institucional. Y también, el modelo de ciudad que quieren algunos y algunas, que está en puja, que es que no quieren a las migrantes, que no quieren a las compañeras travestis, que no quieren a los trabajadores informales, y me parece que ahora que va a haber elecciones, esto también debería entrar en debate político, que más allá de la discusión de si un trabajador sexual tiene que ser reconocido, la discusión tiene que partir desde donde qué hacemos con las trabajadoras sexuales que están siendo amedrentadas por la policía. Mientras siga el trabajo sexual siendo clandestino y sigan estos códigos, el único que va a tener mayor poder es la policía de la Ciudad, son las fuerzas de seguridad y las que vamos a seguir siendo criminalizadas y perseguidas, en este caso siguen siendo las compañeras que son más vulnerables que son las del colectivo travesti trans y migrantes”, planteó la secretaria general de AMMAR.

Se contó con la presencia de Carolina Varsky, subsecretaria de Programas Especiales de Violencia por Razones de Género del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidades de la Nación. También estuvieron presentes Remigia Cáceres, secretaria de Discapacidad de la CTA; Clarisa Spataro, subsecretaria de Géneros y Diversidad de la CTA Nacional y responsable del Área de Géneros de ATE Capital; Luciana Flesler, Pro Secretaria de Derechos Humanos y Juventudes de la Asociación del Personal Aeronáutico (APA) y secretaria de Juventudes de la CTA Capital; Camila Lynn, secretaria de Género de CTA Ciudad, y el director de la Comisión de Derechos Humanos de la Legislatura porteña, Mauro Zungri.

Luego de la presentación del proyecto, hubo un cierre musical a cargo de Malena D’Alessio, junto a Mariana Debenedetti y Liz Danna Fleitas, quien también se refirió al motivo del encuentro. “Venimos en defensa de la dignidad, de los derechos de las trabajadoras sexuales y total repudio a todas las situaciones represivas de las fuerzas de seguridad, que considero tienen una especial saña contra ustedes porque también hay algo de nuestra cultura que tiene que ver con el tabú y el nivel de represión que aún en el siglo en que vivimos sigue existiendo en torno al tema sexual. Todo lo que se reprime, sale mal, explota mal”.

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