Este documento representa el aporte de un grupo heterogéneo de especialistas e integrantes de centros de estudios sobre temas laborales, que buscó encontrar puntos de acuerdo para así contribuir a la discusión sobre cómo construir un horizonte de trabajo diferente.

AUTORES DEL DOCUMENTO
Ana Paula Capaldi (Atenea); Beatriz Cappelletti (CETyD-EIDAES-UNSAM); Lucía Cirmi Obón (Futuros Mejores); Tania Etulain (Atenea); Guillermo Gianibelli (UBA); Mariana González (CIFRA- CTA); Damián Ledesma (UNPAZ); Matías Maito (CETyD-EIDAES-UNSAM); Juan Manuel Ottaviano (CETyD-EIDAES-UNSAM); Verónica Robert; Marina Salzmann (Atenea); Diego Schleser; David Trajtemberg

RESUMEN EJECUTIVO
El resultado de las elecciones primarias en nuestro país expresó un agudo malestar que es, en parte, un malestar laboral. Un malestar conocido, tal vez subestimado, y que requiere de un abordaje complejo desde las políticas públicas.
Ahora irrumpió. Y lo hizo bajo la idea de que esa situación se resuelve con motosierra, dinamita y estallidos. El problema es que ese tipo de recetas no sólo no solucionarían ninguno de los problemas existentes, sino que nos llevarían a un escenario muchísimo peor que el actual. Frente a los diagnósticos y propuestas simplistas y falaces, vale resaltar que no hay soluciones mágicas e instantáneas para resolver las dificultades y los desafíos que el mercado laboral acarrea, en algunos casos, desde hace décadas. La responsabilidad, en ese marco, es la de ofrecer una alternativa para construir un horizonte de trabajo diferente.

La coyuntura actual demanda la combinación de herramientas para resolver las urgencias del corto plazo, con el diseño de estrategias para abordar tanto los desafíos estructurales de nuestra matriz productiva como los cambios más recientes en las formas productivas y en las relaciones laborales.

En este documento se identifican algunos de los principales desafíos que enfrenta el mundo del trabajo en nuestro país y se describen una serie de propuestas para abordarlos. ¿Cómo incentivar la generación de empleo de calidad en el sector privado? ¿Cómo mejorar los salarios de los trabajadores? ¿Cómo mejorar la situación laboral del conjunto de trabajadores por cuenta propia, incluyendo a los monotributistas? ¿Cómo reducir la informalidad laboral? ¿Cómo reducir las brechas de género? ¿Cómo apuntalar a la economía popular? ¿Es una utopía reducir la jornada laboral? ¿Cómo lograr que la incorporación de tecnologías derive en una mejora de la
situación de las y los trabajadores?

El documento representa el aporte de un grupo heterogéneo de especialistas e integrantes de centros de estudios sobre temas laborales, que buscó encontrar puntos de acuerdo para así contribuir a la discusión sobre cómo construir un horizonte de trabajo diferente.

INTRODUCCIÓN
El resultado de las elecciones primarias en nuestro país expresó un agudo malestar que es, en parte, un malestar laboral. Un malestar conocido, tal vez subestimado, y que requiere de un abordaje complejo desde las políticas públicas.

Ahora irrumpió. Y lo hizo bajo la idea de que esa situación se resuelve con motosierra, dinamita y estallidos. El problema es que ese tipo de recetas no sólo no solucionarían ninguno de los problema
s existentes, sino que nos llevarían a un escenario muchísimo peor que el actual.
No se trata de enunciaciones retóricas sino de realidades bien concretas y palpables.
El ingreso de las y los trabajadores no va a valer más en una economía que intente avanzar por el camino de la dolarización. Por el contrario, se va a pulverizar.
No va a haber mejores oportunidades laborales y de progreso en un país en donde los
empresarios tengan discrecionalidad absoluta para despedir trabajadores. Es lo que proponen cuando anuncian que van a eliminar las indemnizaciones. Pero eso sólo conduce a más disciplinamiento e incertidumbre para las y los trabajadores y a mayor inestabilidad en los empleos.

La posibilidad de que las mujeres y diversidades tengan las mismas oportunidades que los varones de progresar en el trabajo no se consigue con quienes niegan que en nuestra sociedad existan desigualdades de género.

Los derechos laborales de quienes no los tienen no se consiguen eliminando las protecciones de los que trabajan bajo el amparo de las leyes y los convenios colectivos de trabajo. La formalidad no se alcanza legalizando la informalidad y la precariedad.
No se va a mejorar el nivel educativo y las competencias laborales de las y los trabajadores desarticulando y mercantilizando el sistema educativo. Esas reformas sólo conducen a más segregación y mayor desigualdad.

A los emprendedores y a las pequeñas y medianas empresas no las potencia un Estado flaco, incapaz de poner a disposición herramientas de financiamiento y fortalecimiento.
La modernización y la incorporación de tecnologías en nuestro sistema productivo no van a ser promovidas por quienes quieren eliminar a los organismos científicos. Esas instituciones demostraron su potencialidad para impulsar el desarrollo y la innovación.

El país del estallido y la motosierra es un país con menos ingresos para quienes trabajan, con peores oportunidades de empleo, con más desigualdad, con más dificultades para las mujeres, con más obstáculos para los emprendedores. Por todo eso, es un país con menos libertad.

La responsabilidad, en ese marco, es la de ofrecer una alternativa para transformar una realidad que conforma a muy pocos. Darle un cauce constructivo al malestar laboral. Mostrar que no es sobre tierra arrasada que se construye un horizonte de trabajo diferente.

La hoja de ruta de ese nuevo horizonte de trabajo debe partir de un sendero de desarrollo con eje en la promoción de sectores de actividad dinámicos, con potencial para impulsar el crecimiento económico y con alta capacidad para generar puestos de trabajo.

En lo inmediato, será necesario avanzar en la estabilización de la economía y la reducción de la inflación, a través de un programa que no cargue el costo de esos procesos sobre los sectores populares sino que, al contrario, los proteja con todas sus herramientas.

La estrategia deberá combinar políticas de ingreso para el corto plazo con otras que apunten hacia la mejora estructural del poder adquisitivo. Contribuirán en ese sentido la propia reducción de la inflación, la recuperación del salario mínimo como instrumento de referencia, los incrementos salariales extraordinarios y la participación de las y los trabajadores en el crecimiento de los ingresos por aumento de la productividad e incorporación de tecnologías.

La formación profesional debe ser un componente central de la estrategia, con plena
participación y compromiso de los actores sociales. Las acciones de formación deberán
orientarse no sólo a actualizar las competencias de las y los trabajadores en un contexto de acelerada incorporación de tecnologías, sino también a mejorar la productividad de las actividades y los emprendimientos más rezagados.

A la vez, resulta necesario adaptar algunas instituciones laborales a los cambios en las formas productivas, procurando mejorar la situación laboral de los colectivos de trabajadores que ante estos cambios quedan desprotegidos, formalizar a todos los trabajadores y mejorar los ingresos del sistema previsional.

En el camino de la igualdad de género, se ha avanzado mucho, pero falta más. Reducir
plenamente la brecha de género en la participación laboral y en los ingresos ocupacionales no sólo es una deuda pendiente sino también una estrategia necesaria para disminuir la pobreza y la informalidad en Argentina.

En la economía popular también se han registrado avances y quedan pendientes desafíos. Es necesario avanzar en el desarrollo de una nueva institucionalidad laboral que consolide el reconocimiento de las y los trabajadores de este ámbito y promueva el mejoramiento de sus condiciones laborales.

En definitiva, no existen soluciones mágicas para resolver los evidentes problemas que atraviesa el mundo del trabajo en nuestro país. Por el contrario, es necesario combinar la utilización de herramientas de distinta naturaleza para abordar desafíos de alta complejidad. En ese marco, este documento representa el aporte de un grupo heterogéneo de especialistas e integrantes de centros de estudios sobre temas laborales, que buscó encontrar puntos de acuerdo para así contribuir a la discusión sobre cómo construir un horizonte de trabajo diferente

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