Portada del sitio > Nuestras Acciones > La Central

DISCURSO ESTELA DÍAZ - A 20 AÑOS DEL NO AL ALCA

Está demostrado que en Nuestra América las mujeres somos las que menos apoyamos a las derechas

, por CTA Comunica

Intervención completa de la ministra de las Mujeres y Diversidad de la provincia de Buenos Aires, Estela Díaz, durante la conmemoración de los 20 años del No al ALCA y de la Cumbre de los Pueblos.

Un gusto enorme estar compartiendo estas jornadas.

Primero agradecer a quienes lo organizaron. Sabemos que hay muchísimo trabajo de compañeras y compañeros detrás para que estemos en este bellísimo Teatro Auditorium de la Provincia de Buenos Aires.

Ver algunas cosas. Norteamérica y el imperialismo norteamericano, por más que cambie de nombre, no cambia mucho, porque entonces teníamos a Bush, y ahora está Trump. Creo que sin duda veíamos esos líderes que se plantaron diciéndole en su cara, en su rostro, No al ALCA.

Quiero especialmente también, reconocer y homenajear a quien ya no está físicamente pero sigue estando presente, como Néstor Kirchner, y en el nombre de Néstor pedir Cristina Libre. Cristina Libre, también por el No al ALCA está presa.

En este contexto tan difícil para la Argentina les recibimos con mucho cariño y afecto, en esta Mar del Plata, en esta tierra de un pueblo bonaerense que confronta, que resiste y que gobierna Axel Kicillof.

En esas jornadas yo estaba al frente, como responsable, de la Secretaría de Igualdad de Género de la Central de Trabajadores de la Argentina y formaba parte de la Coordinadora Sindical del Cono Sur, una coordinadora que fue clave en la organización de la Cumbre de los Pueblos y las movilizaciones populares y de resistencia, de lucha callejera, que confrontaron con el ALCA.

Quiero mencionar dos personas, dos dirigentas, que fueron parte de acciones que se hicieron en todo el camino, que no están físicamente, pero siempre nos acompañan en la lucha, a María Nalva Becerra Lima, la compañera de la CUT de Brasil, que era la coordinadora de la Comisión de Mujeres en ese momento y a Sheila Copps del CLC (Canadian Labour Congress) de Canadá, que tanto nos ayudaron en la organización de las mujeres sindicalistas y de las mujeres en lucha de América Latina.

Porque ahí, en esas jornadas, nosotras hicimos parte del Tribunal de las Mujeres al Libre Comercio. Un Tribunal que tuvo asistencia de miles de compañeras de distintos movimientos sociales, sindicales, de organizaciones populares, donde discutimos con madres, con abuelas, con referentas del movimiento campesino, indígena, qué significaba el libre comercio para la vida, para los derechos de las mujeres. Y cuando pensamos en los derechos de las mujeres pensamos en los derechos para la mitad de nuestra sociedad y mucho más que eso, porque como las mujeres no somos solo las que damos vida, sino que cuidamos a la mayoría, pensamos en nuestras infancias, en nuestros territorios, nuestras comunidades, que son ámbitos profundamente feminizados, adonde estamos ahí, asistiendo, sosteniendo. Por supuesto que ese Tribunal definió una condena de punto a punto de todo lo que significaba el neoliberalismo y los tratados de libre comercio para la vida de las mayorías en nuestros pueblos.

Hoy seguimos dando debates de características similares. Seguimos confrontando propuestas, en nuestro caso, de anexión de la Argentina a Estados Unidos. Hoy vivimos un proceso de un gobierno nacional que quiere lisa y llanamente anexarnos. Por suerte en América Latina no es la única noticia que tenemos y tenemos muchos gobiernos que con enorme dignidad se le plantan y le dicen no, primero nuestros pueblos, primero las necesidades de nuestros pueblos y la integración latinoamericana es una clave fundamental en ese sentido.

Quiero decir que si hay algo en estos 20 años se han producido dos grandes transformaciones.

Por un lado que las derechas han devenido en extremas derechas.

Hoy, las formas de crecientes guerras, crecientes intervenciones militares, pero además la fascistización de las derechas en torno al planteo extremo en lo liberal económico, pero profundamente extremo en lo antiderechos sociales y de género, racistas, fascistas, misóginos, antifeministas, está clarísimo en estas confrontaciones.

Además en estos 20 años como movimientos feministas populares, latinoamericanos, si hay algo que podemos marcar desde aquel tiempo donde se presentó en los foros sociales mundiales, en las Cumbres de las Américas, en ese Tribunal que hicimos en noviembre de 2005, ha sido un avance sostenido y una lucha de los movimientos feministas en conquista de derechos para dejar atrás desigualdades estructurales, que han sufrido las mujeres históricamente y particularmente las latinoamericanas cruzadas no solo por razones de género, también fuertemente étnico raciales. Han sido 20 años que podemos marcar conquista de derechos y una transformación que hoy tiene para darnos algunas claves en relación a las resistencias.

Está demostrado que en nuestra América, incluso en el mundo entero, las mujeres somos las que menos apoyamos a las derechas.

Somos las que más rechazamos a los fascismos, a los neofascismos, y al militarismo y al guerrerismo de las extremas derechas. Claramente, ahí hay claves de construcción de paciencia, de mucha paciencia, de transversalidad en las articulaciones y de politicidad. Hay algo del orden de la politicidad. De explicar cómo son los procesos de la dominación y también las luchas y la confrontación para construir emancipación que tiene claves para nuestro movimiento popular en la necesidad de la reconfiguración de unidades.

Acá se habló de unidades para las transformaciones que todavía nos debemos, que se deben para el conjunto de nuestros pueblos.

En ese sentido señalar que hay enormes desafíos y como decía, por suerte, en América Latina no son todas malas noticias.

Tenemos Brasil, Uruguay, México, Colombia, Chile, Cuba, Venezuela, que resisten, que se las bancan en las peores condiciones.

Pero también tenemos el desafío de pensar que el tiempo de la emancipación tiene que dar debates muy de fondo, muy estructurales en relación a la reconstrucción de proyectos que incluyan los derechos de las mayorías, de las más postergadas, de los más postergados, en nuestros territorios.

En tiempos de crueldad, de odios, de violencia, que lo vivimos en la Argentina de manera cotidiana, siendo sistema de gobierno en la Argentina, cómo se confronta la reconstrucción de un proyecto que ponga en el centro la vida, las personas, que ponga en el centro el ambiente, el bienestar de las mayorías, es un desafío que no podemos pensar solos ni solas.

Es un desafío continental. Es un desafío latinoamericano, pero es un desafío del Sur global. De cómo pensamos esa integración en otros términos.

O la financiera, que está en una crisis brutal, que no tiene respuesta para nada, salvo odio, violencia, guerra y exterminio o una integración que nos respete en la diversidad que somos y poniendo en el centro la vida de las personas y del ambiente.

En ese sentido decir que tenemos que defender América Latina como un territorio de paz, y denunciar y decir fuera la intervención militar de los Estados Unidos en nuestras tierras. En el Caribe, en el Pacífico. Hay que denunciar con absoluta claridad la intervención militar que están intentando hacer en nuestro continente.

También necesitamos seguir defendiendo que no les vamos a dejar ningún color ni ninguna palabra. Ningún color. Hoy quiero decir desde este feminismo popular que abrazamos, un feminismo que hace más de 100 años eligió el color violeta, el violeta y el verde, que luego lo hicimos por el derecho al aborto, que recorrió todo nuestro continente, que recorrió todo el mundo ese color. No les vamos a entregar ningún color ni ninguna bandera.

Tampoco les vamos a entregar la palabra “carajo”. Como dijimos “ALCA al carajo” le vamos a decir: La intervención militar y el libertarismo al carajo.

Esta es tierra de paz, de unidad, de pueblo. Es tierra negra, indígena, mujer, diversa, obrera, y en esos términos la vamos a defender.

Quiero volver a traer algo que cuando discutimos, en pensar un desarrollo, que tenga en el centro la vida y las personas, por eso las mujeres, los feminismos, ponemos en tensión y en debate, y por eso las extremas derechas tienen que ser tan antifeministas porque saben que los vamos a confrontar de fondo en el modelo de exacción que tienen para nuestras sociedades, discutimos que los términos del planteo del trabajo y la producción no pueden tener nada más que en debate lo que se discute en el mercado.

Ya decíamos cómo se cuida en nuestras sociedades. Cómo se cuida como parte del trabajo y de generación de la riqueza. Lo sabemos desde nuestras comunidades ancestrales.

Este cuidado es desarrollo, es trabajo y es producción. Habrá cambios tecnológicos enormes, pero eso está siempre en el centro del cuidado de nuestras vidas y no cambian, y necesitan de nosotros y de nosotras. Necesitan de las personas.

Ahí hay una discusión de cómo este modelo alternativo, emancipador, confronta con el modelo que dice sálvese quien pueda y lo que solo vale es el mercado. Todo lo contrario.

Con la convicción de que hay que discutir una sociedad profundamente distinta a los parámetros con los que llegamos a transitar este primer tercio del Siglo XXI, nos merecemos un Siglo XXI donde nuestra Patria Grande latinoamericana dé ese grito de lugar de paz, de patria justa, libre, soberana, feminista y latinoamericana.

Viva la unidad de los pueblos!!!
Viva la clase trabajadora!!!
Viva la lucha feminista!!!

Vamos a vencer, compañeros y compañeras. Gracias por estar aquí. Les necesitamos en este tiempo tan difícil para la Argentina, pero estamos ya también transitando la construcción del camino del 2027 para el futuro que en la Argentina nos merecemos.

Seleccionar Mes